La casa.
Es una casa del siglo XIX rehabilitada respetando la arquitectura tradicional de la zona. Domina la sencillez, pero sobre todo es acogedora y cálida. Sus muros centenarios le dan frescura en verano y calor en invierno.
Tiene cuatro habitaciones dobles:
el Almarahúje, la Menta, el Hinojo y la Jara,
todas con baño y calefacción.
En la planta baja está la zona de uso común: un zaguán, un salón con chimenea como protagonista, una cocina totalmente equipada y un agradable comedor del que cuesta despegarse después de un estupendo desayuno.
Piedra, ladrillos antiguos, madera, materiales nobles que dan a la casa un aspecto intemporal y longevo.